Ir al cine en Costa Rica
Me encanta ir al cine para sacar el estrés de una semana dura, ir a ver alguna buena película o algunas que no son del todo tan buenas pero que dan tema de conversación con los amigos… en fin, me gusta el cine, pero me cuesta entender a la gente que va al cine. ¿Por qué? Porque debe existir un código de conducta del cine que no he logrado decodificar, porque seguro me estoy volviendo loca o simplemente no se convivir con la gente peculiar que describo a continuación.
Caso1: son las nueve de la noche, la última tanda del cine y alguna parejita de distraídos padres primerizos o quien sabe que lleva a una criaturita de diez meses a llevar viento en una sala de cine oscura con el volumen a mil. De plano esa pequeña creación de la naturaleza no va a poder dormir, y con el aire acondicionado y el escándalo comenzará a llorar justo cuando los transformers comiencen a pelear por el bien, Batman se desenmascare, la princesa dé el sí o cualquier parte de la película por la que pagué para ver y es-cu-char…obviamente todas las personas tendremos que hacernos las buenas y condescendientes para que esos papás se levanten a sacar a la criaturita con megáfono para que, o termine de llorar o hagan todo un show de drama mientras las personas intentamos retomar el hilo conductor que perdimos entre… “compermiso”, “compermiso” amor si quiere yo la saco y ya vengo…
Caso 2: es esa pareja que se sienta como si nunca se hubiera quedado sola en un lugar público…primero llegan como gallinas encandiladas a buscar el asiento del puro final, mala suerte si una es la persona que está sentada en esa fila, después comienzan a sentarse casi en la misma butaca. Todo iría bien si no comenzaran con esos besos que suenan antes, durante y después de la película, y si se alargan, comienzan a arrecostarse uno encima del otro, como si fuera el sillón de la casa, y empieza una patadita para el señor de la izquierda…perdón (risitas de ella), disculpe caballero (porqué se aclara tanto la garganta, lo pateó no se lo tragó) y suenan como si una legión de chiquitos estuviera comiendo chicles bubby gum… y peor si la pelí es romántica y comienzan a repetir los diálogos… se los juro que cuando vi Titanic la pareja que estaba frente a mí se repitió el diálogo de… I promese Rose… después de un rato en esa cantaleta ella empieza…que estoy incómoda, el mae se reacomoda en la silla…así, no mejor páseme el brazo por la espalda, ay no, cuidado, me jaló el pelo…a esta altura yo deseo con desesperación que se casen y se vayan a vivir a china, pero ya me perdí en la película e intento no escucharlos.
Caso 3: este es el caso de las películas familiares en las que compartir asiento con una familia con tres adorables diablitos se hace insoportable…yo en lo particular salgo como si en lugar de haber intentado ver digamos a Wall-e (que de paso no veo este tipo de películas si no es porque tenga una buena razón…que nunca hay) hubiera visto Psicosis mil veces. Papi yo quiero sentarme con usted, no, yo con má, córrase y le da campo a su hermanito porque tengo que leerle la película (horror de horrores, llévelo a ver la versión en español) y yo quiero comer palomitas, papi que es eso…y se mueven, hablan, ay señor yo solo quería ver la película, no oír las canciones, gritos, etc. que producen!!!!
Caso 4: el “neurocirujano o cardióloga” (solo así una no puede dejar de estar disponible, pero que importa que un mae que tiene 19 no esté disponible para la novia!) que no puede apagar el celular, que aunque esté en silencio lo contesta con:- Aló mae, estoy en el cine viendo aquella película que te dije aquel día que viniéramos a ver, si la de la Jolie, vieras que rica sale mae, sí sí, mae porque no me llama ahora que salga para que nos veamos en el mall y nos monchamos algo, claro claro, decile a aquellas güilas para matizarlas, aja aja, sí sí, pura vida won… y peor si son los que le ponen acentos intelectuales a la conversación, o vocecitas nice, o los que susurran a gritos.
Caso 5: una pelota de hormonas adolescentes que estrenan el arte de salir en grupo…se dedican a hablar, reírse, contarse cosas, sacar chistes, se empujan, se ríen más fuerte que cualquiera…son la película por ellos mismos, lo mejor a veces es reírse de ellos y dejar la película a medias, mejor otro día la alquilo y me rio del que le dicen cara de sapo o al que acaban de renombrarlo como algún animal, cosa o figura de la peli…
Y así pasan por mi mente el Freud de las películas, la pareja de señores adultos mayores que no escuchan o no entienden, las parejas que están peleadas y se sientan como estatuas de sal, la señora que llega llena de suéter por si le da frio en media sala, con agua para la sed, palomitas light y cuanto aparato encuentre (bandejas, otomanas para poner los pies…incluso una vez vi a una señora que llevó un almohadón extra para apoyar la cabeza…)el grupo que desperdicia las palomitas, el que chifla, los que aplauden cuando la película termina, el narrador de películas, la que sale contando el final apenas aparecen las primeras escenas…ir al cine es ir a ver gente…la película la puedo ver otro día tranquila en mi casa.