jueves, 31 de julio de 2008

El prestiño de Val

El prestiño de Val es mi espacio para hablar...bueno, más de la cuenta, yo sé, pero que se puede hacer, no puedo evitarlo.
Se llama el prestiño por una historia particular que me sucedió hace cuatro años y no pude quitarme el bendito apodo de encima. Para más señas voy a contar que pasó: en una gira de la U nos enseñaron a hacer prestiños, como iba solo yo de mujer con otros dos compas pensaron que iba a cocinar mejor que todos, pero para mi sorpresa (bueno, no me sorprendió tanto, más bien para mi vergüenza) me quedaron dos tortas gigantes, apelotadas, sin cocinar... y me pusieron prestiño para recordarme que no se cocinar algo tan fácil como unas simples láminas de harina con manteca que deberían haberme quedado finitas.