sábado, 8 de noviembre de 2008

La fortaleza de los años

El martes recibí una noticia horrible; la hermana de un amigo umy querido acababa de fallecer de manera trágica. La verdad es que el impacto fue tan fuerte que creí que él estaría hecho una gran caca de dolor, pero me dio la lección más increíble; permaneces completamente tranquilo y seguro que su hermana está en un lugar mejor.

El mismo martes escribí con el hígado en la mano porque de nuevo se me montaron de lo lindo en un trabajo...solo que esta vez pensé más fríamente y no voy a estresarme, voy a hacer todo lo que puedo hacer y dejar atrás a la gente tóxica...eso es tener fuerza.

Veo como mis amigos y yo estamos entrando en un proceso extraño, el de madurar con cada velita que se apaga en el pastel; este año me tocan las 24 velitas y ha sido un año muy agitado: primero enfermedad de mi abuelito, su recuperación total, entenderlo, la muerte repentina que tuvo, el luto que nunca pensé que podría vivir con su muerte, un trabajo en el que me despidieron por saber hacer las cosas bien, mis miedos a enfrentarme a un mundo que no se cambiar... todo este año aprendí que mis amigos se quedan aunque se hayan ido por años, y que la gente que está a la par puede irse y dejar de ser amigo, que nadie es eterno o indispensable y que soy la dueña de mis amistades, que a mi me toca elegir con quienes debo y quiero estar, porque puede ser que mañana ya no esté viva y que muchas personas o pocas lo sientan realmente, pero al menos quiero decir que el día de mi funeral (bueno, el previo a mi incineración y posterior viaje por todo lado) la gente que estaba no lloraba porque me llevé el trabajo a la tumba...

David me enseñó que la vida nos hace fuertes, otra persona me mostró que la traición es fuerte, otro más me enseñó que el resentimiento es fuerte...pero sola estoy aprendiendo que quiero de la vida

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