sábado, 18 de abril de 2009

dedicada a demasiado honesto, ejemplo de lo que no se debe ser

Era una imágen falsa, tan falsa como sus intenciones, como sus palabras, como sus compuestos modales en los que no fallaba una.
Hay que sentir miedo de estas personas que no se despeinan, que nunca sudan aunque haga calor y que se organizan de tal forma que tienen horario para orinar (por no decir más allá) porque siempre tienen estas malas intenciones, esa frialdad de cuerpo y de alma. Era tan perfecto que su único fallo es no tener escrúpulos para mentir.
¿Cuánto dura una imagen? Demasiado honesto se desmorona frente a nuestros ojos, y aunque todos sabemos su secreto este lo carcome de manera silente, aún ahora cuando me miente de frente yo se que está encerrado en su mentira, y no me afecta la imagen que se le destruye, y no me alegro de verlo en estas penas que le depara la vida.
Justo es el tiempo de los cobardes, el suyo se está cumpliendo.

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